8 dic 2016

La familia tóxica de Frida.

Publicado por Milagros. en jueves, diciembre 08, 2016
A veces uno nace fuera del nido. No por una cuestión voluntaria, sino tal vez las fuerzas del universo se consolidaron e hicieron a esa persona de tal forma. Las cosas se dieron así.

A veces esa persona se da cuenta luego de muchos años, cuando le empieza a parecer curioso que para todo su círculo de amigos y conocidos, la familia sea el lugar donde buscan refugio, donde buscan apoyo. Donde la familia es sinónimo de hogar. Y le parece curioso, porque para esa persona, no lo es.

Para esa persona (llamémosla Frida) el lugar que representa su familia no es para nada confortable, sino que al contrario, es un lugar que lo único que hace es provocarle malestar. Es un lugar donde se respira toxicidad en el aire, donde cualquier movimiento por parte de ella es un error, donde sus padres tienen la palabra soberana y no contemplan que Frida también sea parte de la “familia”.

Frida ve la familia de sus amigos y no entiende por qué razón del destino a ella le tocó la suya. No entiende qué hizo para merecerlo, o si en su vida anterior fue una persona muy mala y en ésta está pagando por sus errores.

Cuando escucha a sus amigos hablar de lo buena que son sus familias, del apoyo que reciben, de los viajes que hacen, Frida no logra entender ese sentimiento. Frida nunca ha recibido de su familia más que consentimiento material. Sus padres nunca se han interesado por saber cómo es ella, cómo es su vida, quiénes están en ella, qué la hace feliz, que parece que quisieran suplir esa falta de sentimientos con materialismo. Evidentemente, Frida tampoco dice que no. Tal vez el que le regalen cosas es la única forma de cariño que conoce. Y al pensar que eso es cariño, Frida comienza a desarrollar una forma de ser superficial y tóxica, debido a que es lo único que conoce.

Para Frida su adolescencia es un calvario. No para de pelear con sus amigas por cuestiones estúpidas que no puede dejar pasar, no para de sentir que todo es su culpa, que las cosas estarían mejor si ella no estuviese. No puede dejar de sentir tanta ira por dentro, ira que no sabe de dónde viene, pero que está ahí al fin y al cabo.

En lugar de encontrar refugio en su familia, encuentra más peleas. Sus padres sobreprotectores no le dan permiso para ir a las fiestas de 15 como sus amigas y ella no entiende el porqué de la negativa. Una llama que está escondida en lo más recóndito de su ser, comienza a encenderse: una llama de rebeldía, de independencia. La llama que la hizo nacer fuera de su nido. No entiende el porqué de la negativa y la cuestiona. Es la primera vez que Frida cuestiona algo que para ella sí merece, siendo la respuesta de su padre un NO rotundo, un hacerla sentir mal, un hacerla sentir que no se lo merece. Y su madre manteniéndose al margen como siempre.

Frida es rebelde, Frida es independiente, sin embargo, Frida también es inocente y alberga la esperanza de que si esa vez no se dio, tal vez en otro momento sí.

Pasa un tiempo, y Frida vuelve con la misma pregunta a sus padres, siendo cada vez más rotunda aún la negativa. Frida es buena chica, Frida no sale (porque no la dejan), Frida no desobedece, Frida tiene buenas notas en el colegio. Frida comienza a desesperarse porque no sabe qué más debe hacer para merecerse el SÍ de su padre. Ella comienza a pensar que todo lo que está haciendo está mal y empieza a entrar en una depresión muy grande.

Su ira vuelve a aparecer, es un enojo contra el Universo, contra Dios. ¿Por qué le resultaba todo tan difícil? ¿Por qué cada día sentía que tenía más odio dentro suyo? ¿Por qué no podía ser feliz aunque sea un mínimo instante? Eran preguntas a las que no encontraba respuestas y la hacían enfadar cada vez más.

Llegó un punto en el que Frida se volvió la más tóxica de la familia. Tanto menosprecio, tanta humillación, tanta manipulación la llenaron de odio (y ni siquiera ella estaba enterada de todo eso). Tanto fue, que comenzó a desquitarse con la gente que la rodeaba. Comenzó a pelearse una por una con todas sus amigas, con las que la estaban bancando. Su nivel de toxicidad se volvió tan grande que no soportó ver que se le estaba yendo todo de las manos y estaba peleando con todo el mundo.

Frida volvió llorando a su hogar, no encontró consuelo de sus padres, de hecho ni siquiera sus padres se dieron cuenta de lo mal que estaba. Frida estaba sumida en la depresión, tanto fue que intentó suicidarse. Una decisión que sabía que era cobarde, que sabía que no era la solución en realidad, pero ella sólo quería dejar de sentir.

Su llama, presente, comenzó a resplandecer cada vez más fuerte. Esa llama contenía algo de positivismo y le decía constantemente que todo iba a mejorar, razón por la cual Frida no logró nada. Fue cobarde hasta para suicidarse.

A partir de allí Frida dejó de tener tan en alto la figura de “padres”. Hasta ese momento no los había desobedecido, pero comenzó a pensar que podría hacer lo que ella quisiera sin consultarles y así se ahorraría su menosprecio. Frida comenzó a mentirles.

Sus padres, que nunca se habían interesado por la vida de su hija, nunca notaron una sola de sus mentiras. Ellos estaban tan encasillados en que la imagen de su hija era tal, que nunca se preocuparon por realmente llegar a conocerla. Ellos sabían cuándo había nacido, su color de cabello, su edad, al colegio al que iba, a algunas de sus amigas (las que iban más seguido a casa) y nada más. Nunca se preocuparon en saber qué materias le gustaban más, qué chicos le gustaban, con quiénes se llevaba mal, qué quería en su vida. Nada. Lo único que les preocupaba era que llegara con buenas notas del colegio, y ni siquiera la felicitaban por ello porque ya era moneda corriente. Pero cuando llegaba con algo “mediocre”, ponían el grito en el cielo.

Frida cada vez comenzó a poner más distancia emocional entre sus padres y ella. Dejó de pensar que el refugio ante sus problemas lo debía encontrar en su casa y comenzó a encontrarlo en sus amigas, personas que veía tan felices y con familias tan funcionales, que le empezaron a brindar un poco de cordura.

Al poco tiempo, Frida comenzó la universidad. Allí conoció a gente con una forma de ser tan distinta a la que conocía que quedó maravillada. Frida quiso imitar esa forma que tanto le gustaba, desechando la que ya tenía. Su mirada ahora era mucho más crítica. Ya no era tan individualista e iracunda, ahora ella se sentía distinta, sentía que podía cambiar y que estaba cambiando, para bien.

Ya no le preocupaban más sus notas, o las de sus compañeros (porque era muy competitiva), ya no juzgaba más a las personas, sino que comenzó a pensar que tal vez detrás de cada uno existe una historia, incluso tal vez una historia como la de ella. Y antes de juzgar hay que conocer.

El punto de inflexión en su vida, fue cuando vino su banda preferida a su país. Frida los amaba con todo su corazón, en ellos se había refugiado en su adolescencia, cuando vivía de pelea en pelea alternando entre amigas y familia. No podía perdérselos.

Debido a que Frida era joven todavía y vivía con sus padres, debía pedirles permiso. Como sucedía cada vez que quería hacer algo que a ella le parecía “normal” para su edad, su padre le dio un rotundo NO.

Sin embargo, esta vez no estábamos hablando de fiestas de 15, donde el finde que viene seguramente habrá otra. Esta vez estábamos hablando de su banda preferida, que venía a tocar un concierto por primera vez en su vida al país. Esta vez Frida no se comió la ira y silenciosamente fue a llorar en su pieza, como hacía antes. Esta vez Frida explotó.

La llama que tenía dentro de su ser, se estaba volviendo un incendio. Estaba fuera de control. Todos los paradigmas en los que creía comenzaron a estrellarse, uno a uno, entrando en total crisis.

Fue en ese momento en el cual, Frida comenzó a notar las conductas TÓXICAS y PATOLÓGICAS de sus padres, momento en el cual se dio cuenta que ella podría ser así y donde decidió que NUNCA IBA A SER ASÍ y que quería cambiar rotundamente su forma de ser.

La situación pudo solucionarse, con un psiquiatra de por medio, pero ella nunca pudo borrárselo de su cabeza. No podía olvidarse la figura de su padre, autoritario, imponente, queriendo tener todo el tiempo la razón, queriendo imponerle a ella sus pensamientos sin ni siquiera intentar comprenderla, y la figura de su madre, ausente en la pelea, falsa, que con ella estaba en contra de su padre y con su padre confabulaban en su contra.

Desde ese entonces, sólo sintió que lo que la unía con ellos era el vínculo de parentesco, la sangre. Pero nunca una emoción. De allí en adelante, cada vez que podía estar fuera de su casa, lo hacía.

Así la vida la fue acercando a un grupo en particular, donde sus ojos comenzaron a abrirse y donde encontró la solución a su crisis de paradigmas. Su llama se sentía cómoda allí, se sentía útil. Comenzó a conocer cada vez más el mundo que la rodeaba –mundo del cual sus padres sobreprotectores le habían escondido- y se sentía más a gusto permitiéndose vivir sin limitaciones.

En ese grupo también, encontró un compañero, un amigo, un novio. El primero en su vida. También sentía que iba a ser el último. Su llama se complementaba perfectamente con la de él, pero no hacían un incendio, no se desbordaba, danzaba tranquilamente llenando el ambiente de un calor acogedor.

Nunca se sintió tan feliz con el tipo de vida que estaba llevando, la realidad que estaba viviendo, los amigos que tenía a su lado, Él que caminaba en su misma sintonía. Pero, sus padres no notaron esta felicidad e hicieron pasar varios males momentos a Frida por su pareja.

Sin embargo ella ya no era más la misma adolescente, ya era adulta. Ya no se dejaba someter a la manipulación, al chantaje emocional. Ella les redobló la apuesta. Sus padres no podían creer el “monstruo” que habían creado, un monstruo que defendía fervientemente lo que creía y sentía, un monstruo que entendía la realidad y que vivía en ella. No la muñequita que ellos querían que no entendiera nada y que siempre estuviera con ellos.

Su padre comenzó a decirle que le habían cambiado a la nena, que Frida no era su hija. Su madre como siempre, nunca jugándosela por una de las partes. Frida cada vez estaba más cansada.

Frida cada vez sentía que si ella no cortaba esa relación, la iba a terminar consumiendo. Porque por más que haya gente que la quisieran mucho, por la toxicidad que tienen, nunca se iban a alegrar por la felicidad de ella. Y ella no podía vivir con gente así de negativa. No podía sentir que no se alegraban por ella, que era SU HIJA.

No podía dejar de sentir que cada vez que extendía sus alas, ellos llegaban y se las cortaban.

Frida se dio cuenta de su familia tóxica. Y ante todos ellos que tienen una, la solución es no callarse y buscar una forma de escapar. Frida tiene 20 años, es joven y dependiente económicamente, pero quiere buscar un trabajo e irse alejando poco a poco.


Frida da una lucha todos los días, que ya la está agotando. Pero sabe que no puede bajar los brazos.

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